El famoso sándwich argentino entró en el podio de los 5 mejores del planeta según el ranking 2021 del sitio gastronómico The Taste Atlas. Motivo suficiente para degustarlo, ¿verdad? En esta nota todos los secretos detrás de una de las comidas callejeras más queridas del territorio.
El invitado que jamás falta en un asado, la comida que te espera después de un partido, la excusa perfecta de un encuentro con amigos. El choripán no falla. Es la magia de lo sencillo. Es tradición y orgullo. Un folclore que se extraña cada vez que se visitan tierras lejanas. Es ese tipo de sabor que se descubre y jamás se olvida. Entra en los restaurantes más elegantes mientras dice presente en cientos de puestos callejeros. Está al lado de palabras como Maradona, porque desde siempre puso en el mapa la bandera argentina.
A fines prácticos es un chorizo de cerdo entre dos panes, pero como habrás leído, es mucho más que eso. En esta nota, 8 curiosidades:

  1. Se remonta al siglo XIX. Una época donde los gauchos se deleitaban con asados varios. Ellos, a diferencia de sus vecinos urbanos, decidieron comer el chorizo con pan o galletas. La tradición resultó sencillamente exquisita y tan espectacular que conquistó el corazón del país entero.
  2. Está en el top 5 de los sándwiches más ricos del mundo. Según The Taste Atlas este 2021 el choripán merece un lugar en el pedestal de los mejores inventos entre panes. Está cuarto en la tabla que además incluye un racconto de siete restaurantes recomendadísimos para enamorarse de este icónico bocado de argentinidad.
  3. En el asado se come primero. Como todo ritual, hay ciertas máximas que hay que respetar: el aplauso al asador, la picada previa, el vinito o Fernet para acompañar y, por supuesto, que el chori sea lo primero en salir de la parrilla. Tiene que ver con que su cocción es mucho más rápida que la del resto de la carne, pero lo cierto es que un asado no se da por inaugurado hasta que se prueba el primer bocado de choripán.
  4. El pan crujiente es la clave del éxito. Sí, es una fiesta de sabor y, como tal, es súper importante la elección de sus protagonistas. En este caso, la textura suave y crocante del pan francés marida a la perfección con la piel crujiente del chorizo. Por supuesto, existen alternativas increíbles, pero el más tradicional lleva pan francés.
  5. Se come con muchas salsas. Aunque hay tantas variables de salsa como argentinos, los puristas dirán que hay dos que jamás pueden faltar: chimichurri (oliva, vinagre, perejil, pimentón, orégano, ají molido, ajo, cebolla) y criolla (cebolla, tomate, morrón, aceite, orégano y vinagre).
  6. Se puede comer en la calle y en movimiento. El chori no necesariamente saltea la regla de sentarse a comer, de hecho, es un plato típico del asado. Pero es tan versátil que también habilita la dinámica de comer parado. ¿Un clásico? Continuar la jornada turística con sandwich en mano. De ahí su cultura popular y callejera que enamora hasta los viajeros más exigentes.
  7. Es el snack preferido para el “bajón”. ¿Qué es el bajón? La comida que se ingiere después de una noche agitada de movida nocturna. Argentina, por supuesto, sabe de ambas cosas: de fiestas y de gastronomía. Y en Buenos Aires, particularmente, el choripán encuentra su lugar en el momento justo. Es que muchos de los puestos callejeros de este bocado nacional se ubican casualmente en la misma locación que la mayoría de las discotecas de la capital: la costanera del Río de la Plata. Con lo cual, cuando termina la noche y salen los primeros rayos del sol, el choripán es la energía que los jóvenes porteños (y del mundo entero) eligen primero.
  8. Cada año se comen 600 millones de choripanes en el país. Si bien no hay cifras oficiales, se estipula -anualmente- que más de 500 millones de choripanes alegran el paladar del país entero. ¿Traducción? Más o menos 15 choripanes por persona.