La licenciada Tatiana Eva Depetris, coordinadora Mundo Digital del Instituto Nacional de Investigaciones Históricas Eva Perón – Museo Evita y socia fundadora de Estudio French analiza el uso que hacen los políticos de Twitter y, a raíz de esto, la aplicación de políticas de comunidad y las regulaciones que existen en las redes sociales. También habla sobre las dificultades que existen a la hora de buscar la moderación y de los límites de la libertad de expresión.

Depetris afirmó que las redes sociales en general —y Twitter en particular— les dieron la posibilidad a figuras políticas de hablar directamente con su público objetivo (los electores) más allá del mitin y sin intermediarios: los medios tradicionales y la prensa, con sus líneas editoriales, ya no son vitales para esa comunicación porque existen otras maneras de expresar las ideas. Esto, según la licenciada, trajo como consecuencia diversos choques entre las mencionadas figuras políticas y los medios hegemónicos debido a que esa hegemonía estaba siendo cuestionada. Con respecto al caso de Estados Unidos y lo ocurrido con el ahora ex presidente Donald Trump, Depetris explicó que las redes sociales sirvieron como mecanismo para resolver un problema que no puede resolverse institucionalmente: la crisis de la representatividad del sistema electoral, el colegio electoral, la financiación de los candidatos, los beneficios de esa financiación, el lobby y el impeachment, entre otras cosas.

A partir de esta situación, Depetris habló sobre las regulaciones que existen en las redes y afirmó que todas las plataformas tienen pautas o principios propios de la comunidad que deben seguirse —moderaciones, políticas de privacidad, tipos de contenido permitido—, incluidas algunas como Pornhub. Reddit, por ejemplo, es una red que usan los supremacistas blancos y que también tiene pautas, al igual que Parler, por lo que el usuario puede reportar contenido. Sin embargo, advirtió, muchas veces estas pautas son más estrictas al querer hacer un anuncio o aviso, ya que hay que intentar varias veces, por lo que “la cuestión entonces es ver por qué esas pautas son más laxas o moderadas según la ocasión”.

También hizo referencia al caso de Mark Zuckerberg, CEO de Facebook, que debió presentarse en el Congreso de los Estados Unidos para dar explicaciones sobre el uso que hacía la aplicación de la información de los usuarios. “Hay un clip muy famoso de él con Alexandria Ocasio Cortez hablando justamente sobre publicaciones de supremacistas blancos”, comentó Depetris al explicar que la cuestión de las “políticas de la comunidad” es un tema que está en permanente discusión debido al difuso límite que existe muchas veces entre moderación y libertad de expresión. “Esta última es siempre una negociación —afirmó—. Es un derecho protegido por la mayoría de los gobiernos del mundo, es deseable y es lo que hace a la vida democrática, pero hasta en la democracia más democrática hay límites sobre lo que alguien puede decir. Es la paradoja de la tolerancia de Karl Popper, un dilema filosófico. Si quiero tener una sociedad tolerante, no puedo permitir discursos de intolerancia, pero así sucede. No puedo tener un discurso negacionista sobre el holocausto en Alemania, por ejemplo, o un discurso a favor de la pedofilia”.

Para ejemplificar esta cuestión y establecer una paralelismo con el cierre de la cuenta de Donald Trump, se refirió al caso de Larry Flint, en cuya película se plantea cuál es el límite entre obscenidad y libertad de expresión, y al juicio que enfrentó Nabokov por la publicación de Lolita —¿qué es literatura y qué pornografía?—. También al caso de Wikileaks y Julian Assange —ya entrando en la era digital—, que hizo pública una serie de documentos de inteligencia del gobierno norteamericano. Depetris explicó que los Estados Unidos lo acusaron de poner en riesgo a sus agentes y que él se amparó en la libertad de expresión, en que los ciudadanos tenían derecho a saber, y que, a día de hoy, está Assange está detenido en Gran Bretaña por una denuncia de abuso sexual en Suecia y que se lo va a extraditar a los Estados Unidos. “Esta es una situación previa a la censura de Trump, por lo que podríamos hablar extensamente sobre lo que significa y conlleva la libertad de expresión. Siempre se necesita ponerles un límite a los discursos que circulan, pero cuando eso sucede debemos preguntarnos quién los establece y quiénes quedan fuera de ellos; es un problema filosófico muy saludable. Este es el tipo de preguntas que tenemos que hacernos en una democracia, más aún en una democracia que está siendo atravesada por la transformación digital”, concluyó la especialista.

Especial de Patricia Ortiz – Periodista

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