Este destino ofrece un abanico de propuestas que regocijan el cuerpo y el alma. Más de cincuenta kilómetros de litoral y playas de arena suave y aguas tibias la ubican entre las elegidas para el relax y la diversión. Quienes la visiten descubrirán, además, su riqueza histórica y cultural, ya que fue la primera ciudad que se fundó en Brasil y su capital durante la época colonial. Hoy en día, sus típicas casas coloridas, edificios patrimoniales, centros artísticos y tiendas de recuerdos forman el entramado del centro de la ciudad.

La temperatura en la región oscila entre los 21 y los 30 grados, por lo que es un destino que puede visitarse en cualquier época del año aunque los meses de verano sean los más populares. Desde Boa Viagem hasta Stella Maris, las playas esperan. Quienes elijan tomar un baño en aguas calmas podrán optar por la Península de Itapagipe, su arena fina y sus aguas tibias y serenas. Ribeira, Porto da Barra, Ondina o las piscinas naturales formadas por los arrecifes en playa de Flamengo. Hay playas que viven en la memoria colectiva gracias a las canciones; una de ellas es la de Itapúa, a la que cantaron Toquinho y Vinicius de Moraes. ¿A quién no le gustaría conocer el paisaje que inspiró a los poetas?

El barrio Pelourinho es el centro histórico de Salvador de Bahía y se lo conoce con ese nombre debido a que allí se azotó y castigó a los esclavos hasta la abolición de la esclavitud. Dentro del recorrido histórico se encuentran también los numerosos fuertes ubicados a lo largo de la costa, herencia de tiempos en los que protegían el territorio. Hoy brindan un marco especial a las playas de la región y algunos albergan en su interior museos y espacios culturales. El más curioso es el Fuerte San Marcelo, una estructura circular de piedra que se observa en medio de las aguas de la Bahía de Todos los Santos y que data del siglo XVII. Desde la playa Porto da Barra pueden verse el fuerte San Antonio de Barra —sede del Museo Marítimo—, el fuerte San Diego —espacio cultural— y el de Santa María.

Salvador mantiene muchas de sus tradiciones y las fiestas populares forman parte de ese legado cultural. Una de ellas es Iemanjá, una celebración muy especial para los bahianos que fue tomando cada vez más notoriedad y que hoy convoca a muchísimos turistas. Cada 2 de febrero se preparan los botes para alcanzar las ofrendas florales a Iemanjá, protectora del mar, la familia y la fertilidad. Esta fiesta popular relacionada con el candomblé —herencia de la cultura afroamericana que llegó a Brasil en la época colonial— es la más importante en la región de Bahía y pronto será declarada Patrimonio Inmaterial de Salvador. Tampoco puede faltar el Carnaval de Bahía, uno de los más importantes del país y, sin duda, el evento más importante del año en la ciudad, que vive días de ocupación hotelera completa, baile, música y fiesta.

Después de la pandemia que ha afectado a todo el mundo, la ciudad se prepara para recibir a los turistas. Según una encuesta realizada por la Secretaría de Cultura y Turismo del Ayuntamiento de Salvador —junto al instituto Qualitest— a 1.600 brasileños de todo el país, Salvador de Bahía resultó el destino local más votado para viajar una vez se reanude el turismo, por delante de ciudades como Río de Janeiro y Recife. El estudio, basado en un cuestionario de treinta preguntas, mostró que esta elección se debe a las atracciones naturales, culturales e históricas de la ciudad y a las medidas y políticas adoptadas para afrontar esta nueva y especial etapa.

(*) Especial de Patricia Ortiz.