La cantante publicó Abrazo, un disco donde visita obras y ritmos del folklore latinoamericano. Eligió canciones que, además de su riqueza musical, contienen mensajes emparentados con sus ideas y convicciones. Los discursos y las líricas de los temas remiten a hábitos tradicionales de cada país y reinvindican luchas antiguas y contemporáneas.

Cuando lanzaron un disco compartido, Carlos Moscardini la definió como “intérprete de gran personalidad, una voz nueva con notable caudal expresivo”.  Insertada ya en la escena de la música popular argentina, Luciana Jury sostiene ese perfil y lo enriquece sumando repertorio de notable valor.

El recorrido del disco se inicia con Luz de luna. Allí , La Jury ofrece su mirada y su estilo en esta obra de «El maestro» mexicano Alvaro Carrillo, el creador de popular bolero Sabor a mí.  El acompañamiento de guitarra y violín le imprime a la versión la variante más antigua del pasillo, la derivada del vals austríaco, con la temática del amor perdido.

El autor y compositor más visitado del disco es el prolífico creador cordobés “Chango” Rodríguez. Es el elegido por Jury para el aporte y la inclusión de ritmos argentinos.

La interpretación del taquirari Noches de carnaval se acerca a la versión original del Chango sumando solamente la percusión y con el mismo tono intimista del creador en aquella primera grabación.  En el final, impulsada por la historia que cuenta la canción, se toma una licencia y le agrega expresiones que no pertenecen a la letra original.  Sigue respetando la idea estética en la chaya La flor del jazmín, una obra en la cual El Chango relata una historia riojana y describe algunos paisajes de la provincia.  El rescate de canciones del Chango Rodríguez se completa con la chacarera Una luna y un ranchitocon un imperdible diálogo de guitarra y violín.

En el canto, Jury profundiza su forma visceral, impronta que mantendrá en todas las canciones. También demuestra sus virtudes en la ejecución de la guitarra y el cuatro.

Foto: lucianajury.com

En formato de voz y cuatro, justamente, para referir a Venezuela, incluyó Señora Mónica Pérez, un joropo  recopilado por  Vicente Sojo, reconocido como el gran modernizador de la música de ese país durante el siglo XX.  Mismo formato eligió para El gavilán, joropo tradicional típico del folklore llanero. Un tránsito por la música de Venezuela no puede omitir a Simón Díaz.  En la tonada Mi querenciasuma sutilezas estilísticas con la participación de Javier Casalla y Nicolás Rainone en las cuerdas.

En varios tramos del disco, se instala en el ritmo de cueca, con diferentes abordajes.  Empujada por la rítmica que se va acelerando, versiona La caraqueña, cueca boliviana creada por el tarijeño Nilo Soruco Arancibia, en la que Barbarita Palacios y Laura Laserna agregan coros y palmas.  Palacios y Laserna participan también en la variedad chilena que muestra la anónima Mi Juana. La consigna “somos las nietas de todas las brujas que nunca pudiste quemar”, es el nexo con Si cruzas por mi camino, obra producto de la pluma de la cantautora trasandina Camila Vaccaro, artista emergente del vecino país con ideas artísticas con la que Luciana Jury empatiza.

La atmósfera de Cuba se percibe clara en la escucha de Guateque campesino, el son ó tonada campesina que los trovadores cubanos siempre rescatan de la obra de Guillermo Portabales, el creador de la «guajira de salón».  La expresividad y los recursos vocales de Jury enaltecen la obra.

El mensaje final cala profundo.  La incitación a la búsqueda interior que propone el tema de Isabel Parra Frente al espejo encuentra el vehículo ideal en el tono de Jury, resaltando  el valor de la palabra cantada.

Las canciones conservan la esencia, pero funcionan como punto de partida para que la intérprete y los músicos se explayen y , mediante los arreglos y el armado de la versión, ofrezcan una mirada con estilo propio. Algunos musicólogos y especialistas sostienen que en estos casos la canción se va transformando naturalmente en una obra nueva, diferente a todas, incluso a la original. Es uno de los tantos méritos destacables en la labor interpretativa de Luciana Jury y de los músicos que intervienen en el disco.

Gentileza de Pedro Robledo.